miércoles, 22 de diciembre de 2010

La pintura holandesa: Rembrandt, Hals y Veermer.

El cliente principal de los pintores holandeses son los burgueses, por lo que van a demandar, principalmente,  cuadros de pequeño formato para decorar sus casas.
Los temas suelen ser retratos (individuales y colectivos), escenas costumbristas, bodegones, paisajes, etc.

1.- Rembrandt Van Rijn (1.606-1669)
Es la figura más importante del barroco holandés, aunque sus contemporáneos no lo vieron así.
Este pintor are un habitual de las subastas, donde adquiría cuadros para aumentar su colección y también con fines especulativos. Su afición al dinero ha llegado hasta nosotros. Sus discípulos  pintaban monedas en el suelo y se divertían viendo como se inclinaba a recogerlas.
La fidelidad a su propio estilo y el rechazo a adaptarse a nuevos gustos pictóricos le alejaron del favor del público.
En sus últimos años su obra es más profunda y espiritual.
Su estilo parte del claroscuro (conoció a Caravaggio) sin embargo, en sus obras el límite entre la luz y las sobras no es tajante, lo que crea unas penumbras que dan una atmósfera fantástica y misteriosa a sus obras.
En las zonas oscuras, las formas quedan sumergidas por manchones densos y amplios de pasta cromática.
Técnicamente, su pincelada prieta y dibujística de los primeros años evoluciona posteriormente hacia una factura suelta y de empaste, a base de gruesas manchas de color.
No abandonó el realismo típico de la pintura holandesa, pero lo impregna de un idealismo y una espiritualidad que le alejo de sus contemporáneos.

En lo que se refiere a su obra, cultivó todos los géneros, también el religioso. Elige escenas bíblicas y evangélicas que trata con gran emotividad y sentimiento, como se puede ver en su "descendimiento".
Esta es la negación de San Pedro.













Este cuadro es su "Ronda de noche". El barniz utilizado en una restauración oscureció el lienzo, lo que provocó que se le asignara, erróneamente, este titulo. Hoy sabemos que la acción se desarrolla a medio día y que probablemente represente un desfile de las milicias cívicas con motivo de la visita de María de Medicis a Amsterdam en 1.638.

También tiene obras mitológicas ("Danae"), históricas ("Aristóteles contemplando el busto de Homero")...
Pero los retratos son los que ocupan un lugar más importante en su actividad pictórica. En ellos captura la psicología del retratado y penetra prifundamente en su alma.
Destacan los retratos individuales como el de Claudius Civilis, o los colectivos, donde consigue individualizar a cada personaje.  Esta es, quizás, una de sus obras más conocidas: "La lección de anatomía del Dr. Tulp".
Si analizamos la obra en detalle, podemos ver que la luz, irreal y artificiosa, procede de arriba y acentúa en contraste entre la frialdad del cuerpo desnudo del cadáver y la calidez de los rostros de los asistentes a la clase de anatomía.
Este es el primer retrato de grupo de Rembrandt, y ya introduce cambios en la concepción tradicional de los retratos colectivos. En la pintura holandesa del S. XVII, las corporaciones profesionales encargaban retratos grupales a los artista para exponerlos en sus sedes. La costumbre exigía que se respetase la jerarquía y el rango de cada uno, pero aquí Rembrandt se olvida de esta jerarquía y lo subordina a la acción narrativa de la obra, con lo que rompe con la rigidez de los anteriores retratos grupales. La composición de los personajes es piramidal.
A pesar de que el cadáver es el centro de atención , ninguno de los siete personajes repara en él: los tres individuos del centro, que conforman una forma triangular, miran las pinzas y el brazos, los otros cuatro miran al espectador o al rostro del doctor; y el doctor fija la vista en algún punto situado fuera del cuadro.
Este cuadro se basa en un hecho real: la lección pública de anatomía que dio el Dr, Tulp en 1.632 sobre el funcionamiento de los tendones de un brazo, utilizando para ello a un ahorcado. Fue un acontecimiento destacado porque el Ayuntamiento cedía un cuerpo humano una vez al año y los cirujanos se veían obligados a aprender el oficio con libros o muestras conservadas. Se cree que el propio Rembrandt acudió a esta lección.

2.- Frans Hals (1.580? - 1.666)
Trabajó como retratista casi toda su vida. Sus cuadro son retratos, individuales y colectivos, donde domina la familiaridad, la falta de solemnidad, y en donde prevalece la alegría y vivacidad.
Este es el retrato de Willen Van Heythuysen


















En los retratos colectivos supera la simple yuxtaposición de figuras, consiguiendo conjuntos armoniosos y exentos de rigidez que reflejan el carácter de la comunidad. Estos son sus  "Regentes del Hospicio".













3.- Johannes Vermeer de Delft (.1632-1.675).
Destacan las escenas de interior, en las que muestra la placidez y la serenidad de la vida doméstica. En ellas se aprecia la sencillez y el realismo de esos personajes que realizan labores cotidianas como bordar, leer una carta, cocinar.. Esta es su lechera.


















Esta es la muchacha de la perla.



















Esta es su "Carta de Amor"



















En sus obras destaca la luz: clara y diáfana, que suele penetrar en la estancia por una ventana lateral.
Sus cuadros tienen un bello y rico cromatismo.
Su pincelada es corta y suave. Destacan los paisajes de su ciudad natal:  Delft.

La Pintura Barroca en Flandes: Rubens, Van Dyck y Jordaens.

El siglo XVII viene marcado por los constantes enfrentamientos entre católicos y protestante y el desarrollo del comercio. Los clientes fueron aristócratas, burgueses y la Iglesia, por lo que la temática va a ser bastante variada: hay temas religiosos, profanos, retratos, etc.
La figura principal es Rubens. Discípulos suyos son Van Dyck y Jordaens.
-Pedro Pablo Rubens (1.577-1640):
Es la figura más  importante de la pintura flamenca y del arte europeo del s. XVII.
Entre 1.600 y 1.608 vivió en Roma, donde estudió a Mantegna, Tiziano, Tintoreto, Veronés, Rafael y a sus contemporáneos Carracci y Caravagio.
Viajó a España, donde conoció a Velázquez. En esta primera etapa demuestra sus dotes como retratista, como se observa en este retrato ecuestre del Duque de Lerma.

De regreso a Flandes, comenzó a trabajar como pintor de la corte de los reyes españoles, e inició una fructífera carrera. Rubens abrió su taller para satisfacer las demandas de su clientela. En él trabajan artistas de renombre como Van Dick y Jordaens. El maestro hacía los bocetos y las figuras principales y las más destacadas de la obra. El resto lo hacían sus aprendices.
También fue diplomático, por lo que viajó por toda Europa.

En su estilo, domina el dinamismo y la vitalidad. Sus composiciones son abiertas y en diagonal, lo que da mayor sensación de movimiento.
Sus tonos son cálidos, debido a la influencia de la escuela veneciana y, en especial, de Tiziano en los que se refiere a la pincelada suelta y deshecha.  Los colores no se yuxtaponen, se introducen los unos en los otros.
La temática de sus cuadros es muy variada: hay temas religiosos, mitológicos, retratos, paisajes...
Tiene predilección por los desnudos femeninos. Sus mujeres son voluminosas y palpitan vida y acción.
Dentro del género religioso, sus obras son grandes composiciones fieles al estilos de la Contrarreforma.
Esta es "La adoración de los Reyes Magos" del Museo del Prado.














Este es "El Descendimiento de la cruz" de la Catedral de Amberes.













Entre sus obras mitológicas destaca este "Rapto de las hijas de Leucipo"



















"La creación de la Vía ´Lactea"
















"El jardín del Amor"














Y su obra más conocida: "Las Tres Gracias", donde se aprecian esas pinceladas largas y brillantes.




















El color de las carnes blandas de las gracias es fruto de la combinación de tres colores primarios: rojo, amarillo y azul.  (Fijaros bien en el tono de la piel, qué solo Rubens consigue. Es fácil adivinar que es una obra de Rubens por su color.)
El cuadro representa, siguiendo la mitología griega, a las tres gracias (Eufrosina, Talía y Aglae), hijas de Zeus y de la ninfa Eurymona, y que eran las diosas del encanto,  la alegría y la belleza.
La diosa de la derecha es la primera mujer del pintor (Isabella Brandt) y la de la izquierda es su segunda esposa (Helene Fourment)..
Como su situación económica se lo permitía, Rubens guardo este cuadro hasta su muerte. Tras lo cual, se subastaron sus obras y Felipe IV la adquirió.

Como retratista, Rubens refleja la psicología del retratado, sin descuidar la exaltación de este, como se aprecia en este "Enrique IV recibiendo el retrato de María de Medicis"




















o en este retrato de María de Medicis, con el que crea un tipo de retrato de tres cuartos que se prolongará durante el barroco posterior.



















2.- Antoon Van Dyck  (1.599 - 1641)
Se formó en Amberes en la escuela de Rubens, de quien aprendió la técnica y algo de su estilo.
Luego viajó a Italia donde estudió a los pintores del s. XVI y se sintió atraído por el colorido veneciano y por el claroscuro de los tenebristas.
En Inglaterra fue pintor de cámara de Carlos I, por lo que los retratos son lo más conocido de su producción.   Todos ellos tienen varias características en común:
  • son de cuerpo entero,
  • en ellos domina la elegancia, la delicadeza y la distinción, 
  •  tiende a adelgazar las formas,
  • y sus manos, de dedos largos, puntiagudos y caídos, son inconfundibles.
En su etapa inglesa, el colorido es más frío, con transparencias grises y plateadas. Introduce pajes, caballos o perros para encuadrar sus obras.
Su influencia en Inglaterra fue tal, que marcó el retrato inglés del s. XVIII.
Este es un retrato de Carlos I de caza.


















Aquí tenemos un autorretrato de Van Dyck y E. Porlier.

















3.- Jacob Jordaens (1.593-1.678)También fue discípulo de Rubens. Era protestante, por lo que se inclinó por los temas populares. sus obras reflejan la vida cotidiana de las clases humildes.
Aún así, tiene obra religiosas como esta Piedad del Prado.


Su cuadros tienen matices tenebristas, en los que abundan los personajes vulgares y toscos.
En ocasiones mezcla en sus cuadros de género la mitología y el realismo de la vida aldeana.
Este cuadro es "El rey bebe".













Son escenas de espíritu flamenco, agradable y alegre, representadas con un vigor formal y compositivo.
Emplea una pincelada prieta, alisando superficies.
El vigor y los tonos cálidos recuerdan a Rubens.
Este es un retrato del autor y su familia, que está en el Prado.

sábado, 18 de diciembre de 2010

La pintura barroca francesa

Los siglos XVII  y XVIII son los siglos de oro de la pintura europea.
Todos los artistas acuden a Roma y son contínuos los intercambios de pintores entre las cortes de Madrid, París, Londres, La Haya....
En Francia, el maniersimo pervive hasta principios del XVII. Pasado este tiempo, la pintura barroca francesa surge con dos vertientes:
  • la naturalista, vinculad a la iglesia y la burguesía, influida por el estilo de Carracci y Caravaggio.
  • la clasicista, influida por el arte de la corte de Luis XIV.
1.- La tendencia naturalista.
Simon de Vouet estuvo influido, en su primera época, por Caravaggio, como se aprecia en sus obras religiosas, como esta última cena.






















 Tras su etapa italiana realizó obras mitológicas como este "Rapto de Europa".


















También hay que destacar a los tres hermanos Le Nain con una pintura  de rudo realismo. Entre ellos destaca Louis, con un suave tenebristmo y con obras de temática campesina como esta "Comida de campesinos" del Louvre.



Influido por Caravagio, Georges de La Tour destca por su uso de la luz.  Entre sus obras hay temas religiosos y de género. Todas ellas denotan un estilo muy personal.  Esta es su Magdalena.
Este cuadro es "San Sebastián llorado por Santa Irene".
 Y este es "San José carpintero"

2.- La tendencia Clasicista (Lorena y Poussin)
Ambos vivieron en Roma y desde allí mandaban sus obras a Francia.
En el clasicismo de Nicolás Poussin domina la claridad, la racionalidad, el equilibrio y los temas mitológicos. Sus colores son suaves y sus cuadros carecen de movimiento por sus estudiadas composiciones geométricas.
Estos son "Los pastores de la Arcadia"
y "el triunfo de Neptuno"


Claudio Lorena es el poeta de la naturaleza. En sus paisajes destaca la luz, dorada y cálida, con efectos vaporosos que influirá pintores posteriores como William Turner y que parece anticipar el impresionismo.